miércoles, 2 de abril de 2014

¡¿Infoxicador/a, yo?!


Para muchos docentes -y para cada vez más estudiantes- Internet es otra escuela, una escuela "aumentada". Sin embargo, celebramos tanto la facilidad de acceder y publicar información como lamentamos la sobrecarga informativa. Cuando pregunto a colegas profesores sobre esto último suelen responderme quejándose de la sobreabundancia y la falta de tiempo, pero lo que más me sorprende es que muchos se refieren al hecho en sí como si toda esa información inabarcable fuera información nueva o información que añade valor. Nada más lejos de la realidad.

Sobrecarga informativa hay dentro y fuera de la Red, pero hay que matizar que la sobrecarga se da por acumulación de información redundante, no por la nueva, ni por la remodelada o ampliada con buen criterio, ya que eso por sí sólo no "infoxica", como mucho abruma a aquellos que no son conscientes de las limitaciones temporales (o de las intelectuales). Que nadie se ofenda, pero es como entrar en una biblioteca y frustrarse por no poder leer todos los libros de tu especialidad o recitarle a alguien listas interminables de libros y artículos "que debería leer porque son interesantísimos, que lo dicen los expertos". Ridículo, ¿verdad? Pues lo mismo con lo publicado en la Red.

Llevo meses preguntándome por qué no existe una reflexión inversa. Lo que sí tengo claro es que basta con un docente "infoxicador" para saturar y restarle eficiencia a la red personal de aprendizaje (PLN) de la que forme parte.

¿Qué es lo que nos motiva a la hora de difundir contenidos en nuestra PLN? A muchos docentes les preocupa asegurar su visibilidad en la Red o reforzar su identidad digital; otros de veras se preocupan por hacer contribuciones que puedan beneficiar a su PLN. Sea cual sea su afán, olvidan lo primordial: leer siempre las contribuciones de los otros miembros de su PLN. Si no leemos lo que publican y/o comparten los demás, ¿cómo vamos a evitar ser redundantes? Algunos me han dicho que no tienen tiempo de comprobar las aportaciones de los otros miembros de su PLN porque esta incluye grupos muy numerosos. Y yo les respondo, ¿entonces de qué sirve pertenecer a ellos?

Siempre me he resistido a formar parte de grupos con más de 100 personas. Es que es irreal, se mire por donde se mire. Hay gente que no contribuye, gente que contribuye demasiado, gente que se limita a aprobar y gente que comparte lo que otros ya han compartido porque no lee, gente que pregunta lo que ya se ha preguntado porque no lee (y también -por qué no incluirlos aquí- gente que sólo entra en un grupo para darse autobombo, sin venir a cuento). Cuando un grupo o una comunidad funciona así, no hay ni aprendizaje ni interacción, tan solo un espejismo de comunicación, que incluso puede llegar a esconder una instrumentalización con fines publicitarios.

En mi caso, tengo cuentas personales en Google+, Facebook, Twitter, LinkedIn, Pinterest, Scoop.it y Diigo. Además, estoy incluida en varias listas de docentes en Twitter, formo parte de dos grupos en Facebook, de dos comunidades en Google+ y de algunos tableros colaborativos en Pinterest. Y algunos pensarán que es poco... Sin embargo es un sinsentido para mí puesto que lo que obtengo con más frecuencia de la que me gustaría es, por un lado, la pesadez de ver publicado el mismo artículo o recurso en todas las redes citadas y de ver además a docentes que preguntan y comparten lo propio y lo ajeno indiscriminadamente y por todas partes; y, por otro, el fastidio de leer cosas que no tienen nada que ver con el objetivo del grupo o la comunidad. Todo ello supone una pérdida de tiempo considerable, distracciones e incluso desapego hacia la PLN.

¿Cómo podemos evitar actitudes "infoxicadoras"? Empecemos por preguntarnos de qué nos sirve pertenecer a tal o cual grupo y si es necesario seguir a todo el mundo en todos sus perfiles sociales. Tal vez sea posible redefinir el uso de las redes sociales a tal fin. Se me ocurre que podríamos utilizar Twitter para seguir a los especialistas; Facebook, para interactuar con nuestros alumnos; Scoop.it, para los artículos de interés; Pinterest, para difundir nuestro trabajo y Google+, para debatir entre colegas. Es sólo una idea y seguro que podemos objetar mucho.

También deberíamos preguntarnos hasta qué punto nos beneficia tener conectadas distintas cuentas. Por ejemplo, al añadir un recurso en Pinterest o Scoop.it existe la opción de que por defecto aparezca en otras redes sociales, pero ¿no estamos saturando la PLN?, ¿no sería mejor compartir retitulando según el caso o la necesidad?

A ver qué dicen mis colegas de e-Docentes de E/LE.

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